Época: Arte Otoniano
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
La consolidación de la imaginería cristiana

(C) Isidro G. Bango Torviso



Comentario

Los orfebres otonianos continuaron manteniendo las formas principales de su arte tal como habían sido realizadas en la tradición carolingia. Cruces de pedrerías, cajas relicario con figuras, encuadernaciones de libros y todo tipo de objetos litúrgicos siguen adoptando los mismos modelos. Sin embargo, un número reducido de obras, adoptando otras experiencias plásticas sobre materias, presentan un deseo de búsqueda de formas de un arte que pretende la monumentalidad. Entre éstas, ocupa un lugar de honor el gran Antependium de Basilea, actualmente conservado en el Museo Cluny.Este frontal de altar recuerda por su composición el que donó Carlos el Calvo a Saint-Denis, que conocemos por representaciones pictóricas. Es una obra de oro, realizada hacia 1020, entregada por Enrique II a la catedral de Basilea. Bajo cinco arcadas, la central más ancha y alta, se representa a Cristo entre tres arcángeles y San Benito. A los pies de Cristo, la pareja imperial, insignificantes en su tamaño ante la grandeza de Dios, siguiendo fórmulas iconográficas de cierta significación feudal que ya hemos referido. Las figuras sobresalen del fondo en un enérgico relieve que resalta la plenitud de sus volúmenes. Como se ha indicado reiteradas veces, nos encontramos aquí con un sentido de la monumentalidad que debe considerarse plenamente románica. Juntamente con la Pala de oro y una Cubierta de evangeliario, de Aquisgrán, constituyen un grupo de obras afines, de las que se tienen muchas dudas sobre su lugar de fabricación, barajándose entre otros nombres, Fulda y Maguncia.